domingo, 15 de noviembre de 2009

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ultraismo


Movimiento poético que a partir de 1918 agrupó a los poetas españoles e hispanoamericanos que defendían una renovación radical del espíritu y de la técnica a través del empleo de las imágenes y la metáfora.
Rompiendo con los cánones de la literatura cultural tradicional, los movimientos de vanguardia comenzaron a surgir en la primera mitad del siglo XX, sobreponiéndose uno sobre otro con la idea de aperturar nuevos caminos intelectuales.

Creacionismo, cubismo, dadaísmo, expresionismo, futurismo, surrealismo y ultraísmo, son los “ismos” de mayor renombre en el arte y la literatura y que conservando identidad particular y arraigándose a sus propios valores, juntos o separados, consonantes u opuestos hacen del mundo de las letras un universo de enriquecedoras opciones.

El Ultraísmo es un movimiento poético que surge como medida de renovación literaria buscando imprimir relieve, movimiento y ritmo lírico al texto. Desde finales del siglo XIX, el modernismo, corriente literaria que se opone al realismo optando por la novela histórica o la crónica de experiencias de alucinación y locura, dominó la poesía de la lengua española, y gracias a ello, poetas españoles decidieron imponer la nueva expresión ultraísta.

España es la cuna de nacimiento del Ultraísmo que en 1918 emerge trayendo consigo la concepción técnica del lenguaje poético con el propósito de involucrar en el texto referencias visuales, auditivas y emotivas, suprimir los nexos sintácticos, adjetivos inútiles y la rima para lograr la verdadera naturalidad.

Influencia y resistencia

El poema ultraísta deja notar las influencias de movimientos coetáneos de vanguardia como el cubismo, el futurismo y el dadaísmo y su posición antagónica al modernismo decadente. Fundamenta su ideal estético en la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, la deshumanización, la ruptura del arte del pasado, apelando a imágenes vigorosas con referencia al mundo moderno y nuevas tecnologías.

La modernidad que plantea el Ultraísmo está basado en la renovación y en la naturaleza deslastrándose de rasgos antiguos y rebuscados, trascendiendo las fronteras europeas para instalarse en otros países de habla hispana como Argentina, Uruguay, Chile y México, convirtiéndose en el único movimiento de importancia que proliferó en América Latina entre 1920 y 1930.

Padrinos y precursores

El Ultraísmo fue apadrinado en sus inicios por el reconocido prosista sevillano Rafael Cansinos-Asséns, quien inventó la palabra ultraísmo definiéndola como “una voluntad caudalosa que rebasa todo límite escolástico. Es una orientación hacia continuas y reiteradas evoluciones, un propósito de perenne juventud literaria, una anticipada aceptación de todo módulo y de toda idea nueva. Representa el compromiso de ir avanzando con el tiempo”.

Cansinos fue el líder de un manifiesto de jóvenes de la prensa madrileña que reunidos en el Café Colonial de Madrid discutían la necesidad de una renovación literaria. Más adelante, integrantes del círculo reaccionario contra el modernismo de Rubén Darío como Guillermo de Torre, Juan Larrea, Gerardo Diego, Isaac del Vando-Villar, Pedro Garfias, Adriano del Valle, José Rivas Panedas, Xavier Bóveda y Jorge Luis Borges se convirtieron en importantes exponentes del Ultraísmo.

En su regreso a Buenos Aires, el argentino Jorge Luis Borges considerado uno de los más brillantes y más polémicos escritores de América, trasladó aspectos significativos de la nueva cultura poética ultraísta contribuyendo de esta manera a la expansión del movimiento.

La difusión de la nueva tendencia literaria se realizó a través de varias revistas españolas como Ultra, Los Quijotes, Grecia, Cervantes, Cosmópolis, Taleros, Horizonte y los magazines argentinos Nosotros, Prisma y Proa, las dos últimas dirigidas por Borges, quien en 1972 declaró que “El error del Ultraísmo...fue el de no haber enriquecido, el de haber prohibido simplemente. Por ejemplo casi todos escribíamos sin signos de puntuación. Hubiera sido mucho más interesante inventar nuevos signos, es decir enriquecer la literatura...el ultraísmo fue una revolución que consistía en relegar la literatura a un sola figura, la metáfora..."

El auge del Ultraísmo como corriente literaria perdió fuerzas cuando en 1922 dejó de publicarse en la revista Ultra. Sin embargo, a pesar de su corta duración, el Ultraísmo cumplió un papel fundamental en la renovación de la poesía española de los años veinte y treinta y ha dejado una producción literaria de considerable valor en Europa y Latinoamérica, publicadas entre otros por el reconocido crítico español Guillermo Torre.

Legado ultráico

Los poemas ultráicos están adornados con metáforas; no tratan de supeditarse al entorno sino de superarlo a través de la poesía y de la sensación de realidad lograda a través del lenguaje.
El valor plástico que representa a través de la imagen dio a la poesía un carácter vanguardista dentro de la literatura y hoy en día es evocado a través de líneas forjadoras de sensibilidad.

“Después del ultraísmo, el fin del mundo.”
—Ultra, 1921


Principales obras representantes del Ultraísmo

Hélices de Guillermo de Torre (1923)
Limbo de Gerardo Diego (1951)
El ala del sur de Pedro Grafías (1926)
Espejos de Juan Chabás (1921)
Poemas póstumos de José de Ciria y Escalante (1924)